Función unidireccional: Las funciones hash están diseñadas para ser unidireccionales. Esto significa que es fácil calcular el hash a partir de un dato (un archivo, una cadena de texto, etc.), pero es prácticamente imposible obtener el dato original a partir del hash.
Tamaño fijo: Los hashes tienen un tamaño fijo, independientemente del tamaño del dato original. Esto significa que una pequeña modificación en el dato original resultará en un hash completamente diferente.
Colisiones, pero extremadamente raras: Si bien es teóricamente posible que dos datos diferentes produzcan el mismo hash (una colisión), la probabilidad de que esto ocurra es tan baja que se considera prácticamente nula para funciones hash bien diseñadas como SHA-256 o SHA-3.
¿Qué pasa si se intenta alterar un hash?
Si se intenta modificar un hash de manera arbitraria, lo más probable es que el nuevo hash no corresponda a ningún dato válido. Es decir, no existirá un archivo que produzca ese nuevo hash.
¿Existen herramientas para cambiar hashes?
Sí, existen herramientas como MD5 Hash Changer que permiten modificar el hash de un archivo. Sin embargo, estas herramientas simplemente generan un nuevo hash aleatorio para el archivo, sin ninguna relación con el contenido original. No es posible modificar el hash de un archivo para que coincida con un hash específico y deseado.
Alterar un código hash de manera intencional para que coincida con un archivo modificado es un problema computacionalmente muy difícil y, en la práctica, inviable. Las funciones hash son una herramienta fundamental en la seguridad informática para garantizar la integridad de los datos.
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