viernes, 30 de octubre de 2009

Argentina - El sentido de la reforma

28-10-2009/Por qué León Arslanian defiende bajar la edad de imputabilidad penal.
Por Matías Loewy

Impulsor de una reforma ambiciosa pero controvertida de la política de seguridad bonaerense y asociado a las llamadas corrientes “garantistas” del derecho, el ex juez del Juicio a las Juntas sostiene que está de acuerdo con la baja de la edad de imputabilidad de los menores. “No se trata de una consideración ideológica, sino de un tema psicobiológico: a los 14 años, es razonable pensar que un joven puede comprender la naturaleza injusta de sus actos”, dice Arslanian, quien ahora coordina un “think-tank” vinculado a temas de seguridad. Extractos de la entrevista:

- Cuando un joven golpea, roba y mata, ¿cuál es el factor que más influye en esa conducta? ¿la inequidad, la genética, la droga, la falta de contención familiar?

- Lo más claro es la falta de instancias de socialización y contención. Hay una multitud de causales y problemas respecto del medio que no termina de incorporar a ese joven.

- ¿No siente que poner el foco en esa dimensión del delito impide instrumentar soluciones en el corto plazo?

- Es que cualquier medida que tenga que ver con revertir la exclusión tiene que ser de mediano plazo. No es casual que cuando la Argentina tuvo el mejor índice de ingresos per cápita, y la clase obrera recibía casi la mitad de la distribución del PBI, los índices delictivos fueron muy bajos.

- ¿Está a favor de la baja de la edad de imputabilidad de los jóvenes, de 16 a 14?

- Sí, pero no porque crea que los puede disuadir de cometer delitos (¡eso es un mito!), sino porque representaría un avance a favor de las garantías del niño. Hoy, un juez penal de menores tiene la facultad de guardar a un presunto culpable en un instituto hasta que se le ocurra, por lo que termina teniendo menores garantías que un adulto. Es una situación paradójica. El fracaso del sistema tutelar fue enorme.

- Pero un chico de 14 años podría ser encontrado culpable y enviado a prisión.

- Sí, pero con otro régimen de penas, distinto al de los mayores. La pena privativa de la libertad sería el último recurso para el delito más grave. Y serían penas breves pero intensas, con muchos recursos humanos orientados a la educación del joven.

- ¿Se puede resocializar con las actuales condiciones de las cárceles e institutos?

- No. Por eso la reforma debe también dotar al sistema penal juvenil de recursos humanos, económicos y de infraestructura. Y sin perder de vista que en el derecho penal internacional hay por lo menos 20 a 30 alternativas al encarcelamiento para jóvenes que delinquen, incluyendo educación, formación de valores y trabajos comunitarios.

- ¿Cuál de esas estrategias funciona mejor?

- La Argentina no tiene una cultura de medición y seguimiento de los programas que implementa. Es clave que el sistema tenga instrumentos para controlar la evolución de los menores sometidos al régimen.

- ¿Es “recuperable” un joven que mató?

- ¡Por supuesto! Mal se puede decir que no es recuperable cuando antes lo enviaron a un instituto sin personal preparado, del que se fugó porque lo maltrataban y violaban. Durante mi gestión, implementamos un programa donde menores infractores a la ley penal realizaban tareas en la comunidad, como limpieza de escuelas y desmalezado, supervisados por vecinos. Eso fomenta la conciencia del trabajo y los lazos sociales. Y tuvimos un éxito del 100 por ciento: ninguno reincidió.

- ¿Pero alguno de ellos había matado?

- No recuerdo. Pero, en todo caso, la expectativa de rehabilitación es extraordinaria. ¿El delito en la Argentina está sin control?

- ¿Cuál es la medida del delito que se puede soportar?

- En épocas en que las tasas de delito eran bajas, cualquier hecho violento con repercusión en los medios sugería que así no se podía vivir más. Sin embargo, los índices de homicidio siguen siendo muy inferiores en la Argentina en comparación con los de Brasil, Colombia o Venezuela. En San Pablo o Rio tienen cuatro a cinco veces más homicidios por cada 100.000 habitantes que Buenos Aires. Y en algunas ciudades de Estados Unidos la tasa se multiplica más veces. No quiero minimizar la realidad, pero las ambulancias no andan recogiendo asesinados por las calles.

- ¿Son los medios los que crean una sensación de inseguridad?

- Quizás azuzan la opinión pública. Lo peor que hacen los periodistas es dar el micrófono a las víctimas, que en medio del dolor pueden decir cualquier cosa.

- Pero sí parece haber más homicidios y hechos violentos cometidos por menores.

- Es relativo. El menor comete muchos menos delitos que el adulto. Y los más habituales no son los homicidios, sino la bagatela y el arrebato. Es así.

http://www.elargentino.com/nota-63617-El-sentido-de-la-reforma---.html

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