martes, 12 de octubre de 2010

Eutanasia requiere amplio debate

La "distanasia", o alargar la agonía con medidas futiles, también se cuestiona

Eutanasia viene del griego y significa "buena muerte". Etimológicamente refiere a una muerte sin dolor. Pero el significado actual apunta hacia un fallecimiento provocado voluntariamente a una persona sin esperanza de vida y es lo que se supone que la diferencia del suicidio: se trata de alguien que sufre una dolencia incurable.

Según sus medios, el grado de consentimiento del paciente, finalidad e intención, la eutanasia cuenta con diversas clasificaciones pero, principalmente, se conoce la activa y la pasiva. Esta última refiere a "dejar morir", a no prolongar la vida con técnicas médicas. La activa es el acto deliberado de provocar el deceso, para evitar sufrimientos físicos.

La médico María Dolores Castillo Menéndez, perteneciente a la Sociedad de Neurociencia de Cuba, presentó sus consideraciones acerca de la eutanasia, en un trabajo titulado ¿Debe ser aceptada o no la Eutanasia por el personal médico? Consideraciones éticas. A su juicio, es "perverso" que se pretenda encargar su práctica a los médicos, ya que el principio fundamental de su código deontológico es no dañar a los pacientes.

Sin embargo, considera que la "distanasia", que significa alargar por alargar la agonía de un paciente terminal con medidas extraordinarias y fútiles, tampoco es una opción. "Hoy es posible, y obligado, tratar el dolor y evitar el ensañamiento terapéutico sin recurrir a la eutanasia".

A su juicio, la eutanasia plantea un debate social que más allá de su dimensión sanitaria suscita interrogantes éticos, jurídicos y políticos.

Basando su análisis en varios estudios posteriores y en compromisos como el Juramento de Fidelidad Profesional adoptado por la Asamblea de la Asociación Médica Mundial de Ginebra en 1948, enmendado por la Asamblea Médica en Sydney en 1968,y en el Código de Ética Médica adoptado por la Asamblea General de la Asociación Médica Mundial en Londres en 1949 y enmendado por la Asamblea Médica Mundial de Sydney en 1968 y la XXXV Asamblea Médica Mundial de Venecia en 1983, la especialista concluye que la dignidad del paciente se puede ver desde distintos puntos de vista como, por ejemplo, que el derecho a morir es más una exigencia ética que un derecho en toda la extensión de la palabra y no se refiere al morir en sí, sino a la forma y razones de y para morir y que morir dignamente sería entonces morir libre de dolor, con los analgésicos necesarios para el desasosiego y con el suministro de fármacos que se requieran contra las incomodidades, siendo respetado como ser humano.

A favor sólo apunta el discutible derecho de disponer de su propia vida, que una vida en determinadas condiciones es indigna y que no debería intentarse prolongar la vida cuando ésta no se pueda vivir haciendo del paciente no un ser humano sino un caso clínico. GCH

http://www.eluniversal.com/2010/10/12/ten_art_eutanasia-requiere-a_2067437.shtml

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