viernes, 22 de enero de 2010

Costa Rica - La justicia penal

Farid Ayales

Las declaraciones del Magistrado Chinchilla fueron desafortunadas

Desde hace muchos años, he sido muy crítico con el sistema de Administración de Justicia del país. Las barbaridades que se cometen en las infundadas sentencias que se dictan son tantas, que resulta una vergüenza para cualquier país civilizado. Desgraciadamente, nada ha cambiado, todo sigue igual y lo peor de todo es que se considera bastión de nuestro régimen democrático.

Una prueba contundente de lo afirmado son las más que desafortunadas declaraciones que ha dado a la prensa nacional el magistrado Carlos Chinchilla, de reciente nombramiento. El presidente de la Corte, Dr. Luis Paulino Mora, lo desautorizó, lo cual es de aplaudir, pero no es suficiente.

Tesis dudosa. El magistrado Chinchilla no solo optó por una tesis de dudosa fundamentación en materia penal, calificando de permisivo y complaciente el sistema jurídico costarricense, sino que calificó de alcahuete a este, descalificando el Código Penal y el Procesal Penal, y enviando al archivo de los recuerdos la propuesta del nuevo Código Penal, posiblemente para congraciarse, cual político de arrabal, con los fascistas de todo tipo que pululan en nuestro medio.

Después de leer al señor Chinchilla, me pregunto: ¿qué será de las personas que deban ser juzgadas por este señor en la Sala III? De antemano, llevan las de perder, porque con el fin de ser congruente con su punto de vista, ante cualquier duda enviará a la cárcel a cualquier persona, violando por lo menos el principio de presunción de inocencia de in dubio pro reo. ¿Será por eso que sin haber leído un expediente, como él se lo manifestó a una persona muy cercana, envió a la cárcel a una imputada, porque esa era la recomendación del letrado, aun cuando no había pruebas en el expediente? ¿Para qué aspirar a magistrado si lo que hacen es firmar sin estudiar las resoluciones que les preparan los letrados. ¿Qué clase de justicia es aquella que envía a la cárcel a una persona sin que existan pruebas en el expediente? ¿No es la libertad uno de los principios mas preciados?

Opiniones. Pero aún más. El magistrado Chinchilla opinó sobre lo humano y lo divino en nuestro medio, adelantando criterio sobre los más diversos temas del acontecer nacional. ¿No lo inhibe eso de participar en las deliberaciones sobre aquellos temas sobre los que ya adelantó criterio? ¡Opinó sobre todo! ¡Si se inhibiera, cosa que no hará, no podría votar ningún asunto! ¿Y que haría sentado en su silla sin trabajar?

Hay magistrados que no socializan por el hecho mismo de no “contaminarse” con el ambiente ni que los relacionen con las personas que eventualmente tendrán que juzgar. Nunca he participado de ese criterio absurdo.

Sin embargo, de ahí a salir a la prensa a expresar puntos de vista sobre los más variados temas del acontecer nacional y sobre asuntos sobre los que va a tener que decidir, hay un abismo de diferencia.

Al Presidente de la República, a los ministros y a los diputados, en nuestro país se les puede decir lo que se le ocurra cualquier hijo de vecino. A un magistrado o a la Corte, no se le puede decir nada, lo cual cuenta con la complicidad de abogados litigantes que por temor a las represalias hacia sus clientes o personales, se quedan callados y las malas resoluciones, las graves injusticias que se cometen, quedan impunes.

http://www.nacion.com/ln_ee/2010/enero/21/opinion2233352.html

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