viernes, 22 de enero de 2010

¿Gobierna el hampa?

Alberto Franceschi G

Miércoles, 20 de enero de 2010

No habrá ninguna fórmula para ganarle al hampa que nos aterra, si no se empieza por una primera gran medida: ponerle fin al gobierno de los hampones y sus cómplices.
Mientras no cambie el régimen chavista, nada importante puede hacerse para disminuir este flagelo, dados los vasos comunicantes con la pillería generados en 11 años, amén de los heredados, entre sectores militares, guardias, policías, fiscales y jueces corruptos de membrecía política y carnet gubernamental, donde el funcionariado judicial y carcelario venal garantiza la impunidad de los delincuentes y el desenfreno de estos, que presumen un riesgo cero, para evadir las penas y seguir impunes en sus fechorías.

¿Qué puede esperarse de un régimen que auspicia hasta una propia guerrilla de secuestradores y resguarda en zonas de fronteras y hasta en hoteles de lujo capitalinos a prominentes alzados en armas contra una nación amiga vecina?

Muchos sostienen que es el propio Chávez quien maquiavélicamente concibió un desborde del hampa, para apalancar el sentimiento de buscar amparo en su gobierno, como refugio contra el miedo que genera ese hamponato paradójicamente desarrollado por su propia incompetencia.

Admitamos sin embargo que de ser así, curiosamente esa práctica sería la opuesta a lo que se mantiene en Cuba, entre cuyos pilares de dominación totalitaria está la casi total erradicación del delito de homicidio, sevicias, atracos etc, que son delitos “permitidos” en sepulcral silencio solo a los esbirros del régimen y en sus cárceles dignas de las peores tradiciones en el mundo.

Ahora bien TODO ES POSIBLE y contra toda lógica en Venezuela, tratándose de esta casta lumpen que ejerce el poder depredador.

Esta tesis del hampa estimulada desde el poder, es realmente surrealista por decir lo menos. Pero es que la Venezuela chavista ES SURREALISTA.

Basta saber que aún imperando el terror delincuencial masivo, se sigue manteniendo el COPP como el principal marco jurídico para combatirlo. (*1)

Repito para quienes le asombra que se conciba que el gobierno chavista es capaz de estimular el desenfreno del hampa, como mecanismo de control político, que recuerden se trata del mismo gobierno que busca por todos los medios desatar contra él aislamientos internacionales, represalias bélicas de algún genero que le justifiquen su ostracismo revolucionario despótico, o que desencadena la escases, apareciendo luego como el salvador con sus depósitos en caleta, o sus dólares para importar, o los fraudes financieros mil millonarios en dólares de sus boliburgueses reclutados por Chávez como aprendices de banqueros, para enjuiciarlos luego y quedar como el padre de la honradez, y tantos otros aspavientos de cinismos de marca mayor.

El chavismo como régimen truculento en todas las aéreas debe concebir estratagemas de sobrevivencia también extravagantes, tratándose de un aparato de Estado como el venezolano, codirigido por esbirros castristas que están manipulando un saqueo, que permite la sobrevivencia del senil y ya absolutamente inviable comunismo miserable de Cuba.

Ellos han aprendido aquí en Venezuela a manosear, entre ambos clanes del alto funcionariado despótico de ambos regímenes, un capitalismo estatista y convulsivo que les depara los privilegios y riquezas insolentes para sus castas de vagos y clientes, pagados con la depredación de nuestra renta petrolera.

Y viven además ensayando formas realmente inéditas de dominio político, con toda clase de fraudes y tropelías de abusos de poder, por cuanto manejar Cuba es una cosa y otra es esquilmar este país, como lo han hecho hasta ahora que les ha resultado una papaya, pero deben andar inventando vainas para tratar de domeñar su incontrolable tejido económico social y su cerril pueblo libertario, en un difícil escenario político y mediático, por más dóciles que hayan resultados sus adversarios.

Ningún indicio importante permite desechar totalmente la hipótesis sobre que entre los dos siniestros gobiernos acordaron implementar, todos estos años, una estrategia para adecuar el proyecto totalitario de Estado castrista, al sistema económico y de régimen político, AUN EN TRANSICIÓN como el chavista, donde AUN NO ES posible implementar la Tarjeta de Racionamiento y el servilismo de sujeción social a un Estado omnipresente, que permita el control policial de la mas mínima actividad y conducta de los ciudadanos.

Ese modelo castrista, que Chávez sencillamente no ha podido imponer, contiene el contrasentido, que de convertirnos en un país tan ruinoso como ellos, nos inhabilitarían para continuar siendo saqueados en términos semicoloniales, obtener los logros de su plan totalitario y seguir pagando el pesado tributo de sostener el Estado cubano.

Si no es cierta está tesis de la complicidad abierta con el hampa, desde gobierno chavista y sus asesores cubanos, abría que preguntarse si su parálisis frente al desborde del delito entonces radica en esa mentalidad de rancho marginal en la cabeza, con premisas mentales de delincuente activo, desde cuando andaba de conspirador y felón, que enorgullece Chávez, y expresa esa descomunal irresponsabilidad presidencial sobre el tema de la delincuencia desbordada desde hace años y años, sin que le encuentren ningún paliativo, faltando solo que los hampones un día de estos ya sean invitados a la casona para celebrar sus éxitos.

Si es por haber impuesto un siniestro uso de la delincuencia, como absurda y demencial arma política de control social, de lo cual existen sobradas evidencias más que sospechas, también la parálisis de cómplices con la masa lumpen de vagos y maleantes que anidan hasta en la propia militancia rojita, delata la supina ignorancia y la sobradamente demostrada incapacidad, hasta niveles irracionales, para controlar esta gangrena social.

Lo que queda incólume, al parecer, es la tesis de que para disminuir y erradicar el hampa y someterla hasta niveles tolerables, se requiere un cambio drástico a nivel de la conducción misma del Estado venezolano.

Aspirar al privilegio de seguridad escandinava, que en nuestro caso sería querer entrar al mundo de las ilusiones, es imposible por supuesto en medio del régimen promotor de arbitrariedades en su pea socialista de despilfarro de botarates. Pero si es posible que en un régimen de dictadura de la ley, no de déspotas ni esbirros podamos hacer viable de nuevo esta república con una relativamente buena seguridad personal y jurídica.

Si no resultara creíble para algún sector que el gobierno chavista estimula el crecimiento desbordado del hampa, por lo menos es perfectamente demostrable que no hace nada para impedir la mortandad y la generalización de los atracos, robos y secuestros, que tienen al país entero en la zozobra más intensa y generalizada del último siglo, lo cual les hace cómplices directos e inmediatos del hamponato.

(*1) El primer acto simbólico que debe realizar un futuro gobierno de orden y de garantías a la seguridad del pueblo, es quemar en una plaza pública el famoso Código Orgánico Procesal Penal- COPP.

El COPP, como muchas otras leyes y normativas, definitivamente estuvieron concebidos por personas muy bien intencionadas pero que legislaban o normaban para suecos, noruegos, daneses, fineses y lapones. Designo a esas circunscritas nacionalidades, porque por ejemplo en Italia, España y los propios EEUU, y a pesar de las fortalezas reconocidas de sus sistemas de enjuiciamiento criminal y administración carcelaria, estos se irían también a pique con un COPP como el nuestro. El marasmo judicial venezolano en plena descomposición chavista, como en todo lo que medio funcionaba en el país, tiene ahora el sello de las corruptelas, el atropello y la masiva compra- venta, ahora anticipada, de las de sentencias y penas.

La excusa que apela al lugar común que el código es bueno pero es mala su administración por responsabilidad del funcionariado policial, de fiscalía y de justicia, es poco menos que la confesión explícita sobre como nuestro material humano es venal e incapaz por definición, y que entonces se requeriría importar ciudadanos de otro país, que vengan a evitarnos vivir en la barbarie criminal, o sencillamente todo este desmadre de la delincuencia es una mortífera combinación entre leyes y códigos de sofisticadas cuan inútiles presunciones a favor del delincuente, como de desidia e incapacidad de los niveles gerenciales de fiscalía y de administración de justica, así como de los organismos policiales.

Si la inseguridad es lo que más arruina la vida de los ciudadanos y habiendo administrado Chávez 950.000 millones de dólares EN 11 AÑOS ¿no hubiera debido y sobradísimamente podido triplicar por lo menos la capacidad carcelaria y del funcionariado policial de prevención, investigación y captura de delincuentes, así como aumentar tantas veces como fuese necesario el personal de fiscalía y de juzgados, amén del logro de su alta preparación profesional, despartidización y desideologización de la administración de justicia para rebajar sustancialmente la incidencia de delitos contra las personas y sus bienes?

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/1912327.asp

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